La semana pasada he tenido la oportunidad de asistir a la jornada sobre “El Turismo Idiomático, una oportunidad para Galicia”, organizada por Cursos Internacionales de la USC y el CETUR.
Reconozco que estaba muy intrigada, pues hacía meses estaba recopilando información sobre el tema y no me estaba resultando fácil; harta de buscar en google y otros buscadores “turismo de idiomas, turismo idiomático, turismo de estudios y similares” siempre me llevaban a enlaces sin ningún contenido. Sinceramente, me parecía un poco extraño no poder encontrar información al respecto, ya que el turismo de idiomas (o como se llame) es una realidad. Tras escuchar a los dos primeros ponentes (X. M. Santos Solla y Valerià Paül) entendí que el turismo idiomático o de estudios es una práctica habitual, pero no está definido como tal; es decir, aunque es normal que las personas vayan a otro país a aprender una lengua, en la mayoría de las ocasiones no son conscientes de que son “turistas idiomáticos”. Así, tras escuchar a los ponentes, he recopilado varios puntos conflictivos y de reflexión sobre el turismo idiomático. ¡Aquí hay debate!
- No está definido. Muchos autores e investigadores lo definen dentro del turismo cultural, pero es muy discutible, ya que no siempre se aprende un idioma por motivos culturales. Puedes hacerlo, por ejemplo, por motivos laborales.
- Aunque es turismo idiomático, en la mayoría de los casos no lleva la palabra “turismo” en la definición de este turismo de idiomas, como por ejemplo en Suiza lo llaman “Séjours linguistiques”: estancias lingüísticas. El Instituto Cervantes tampoco inserta la palabra turismo. Por ello, es difícil encontrar información buscando “turismo + idiomas”, ya que habitualmente no van las palabras juntas… Sin ir más lejos, cuando vamos a fuera de España a hacer un curso de inglés, ¿somos conscientes de que estamos haciendo turismo idiomático?
- Hay autores que cuestionan que realmente sea una actividad turística; es decir, que sean turistas. Si analizamos la definición de “turismo” de la OMT y la definición de “Industrias turísticas” no nos cabe duda de que estamos hablando de turismo, y que las academias son empresas turísticas.
- No está claro si se engloba en un turismo urbano o dentro del turismo rural. Aunque principalmente se está desarrollando en ciudades (Madrid, Salamanca, etc) ¿podría ser una oportunidad para el turismo rural? ¿se podría desarrollar un producto combinando turismo rural + idiomas?
- El turismo de idiomas es posible con las lenguas minoritarias: buenos ejemplos de ello son el estudio del Sueco, el Catalán, o el Galés.
- El turismo de idiomas es posible en las comunidades bilingües: véase por ejemplo Valencia o Cataluña en España
- Pilar Taboada (investigadora USC) añade la diferenciación entre el turismo académico y el turismo idiomático. El primero se refiere a las personas que vienen a España a estudiar en Español; y el segundo a las personas que vienen a España a estudiar el Español.
- Lanzada Calatayud (gerente cursos Internacionales) Nos presenta un caso concreto: campus vivenciales idiomáticos. Vemos un vídeo de un grupo de estudiantes en Arousa Norte: deducimos que realmente sí es posible y beneficioso la combinación de “estudiar idiomas + hacer turismo”.
- Creación de nuevos productos turísticos a partir del estudio de lenguas. Por ejemplo, español + enoturismo, español + gastronomía, español + turismo mariñeiro, español + Camino de Santiago (ya lo están ofertando desde Cursos Internacionales), etc.
Para terminar, dar la enhorabuena a la organización de la jornada, pues resulta muy productivo desde el punto de vista turístico realizar este tipo de eventos en lo que no es simplemente asistir a una conferencia, sino todo lo contrario: se presentan distintas posturas, estudios, reflexiones, generando un debate. Y cada uno, que saque sus propias conclusiones. La mía: el turismo idiomático no es siempre turismo cultural; su viabilidad como producto turístico combinando el estudio de lenguas con otros productos como el enoturismo o la gastronomía, es incuestionable, o más bien, es un hecho. Posiblemente sea una alternativa real para el turismo rural que conocemos hoy. Aunque (y aquí viene el pero…) nada es posible sin una buena PROMOCIÓN. Ya que si no damos a conocer lo que tenemos, no se sabe que existe. Y ello solamente es posible con una COORNIDACIÓN entre los entes implicados que todos ya sabemos, y no voy a nombrar.